Mirar nada mas


Cuando me despierto casi siempre suelo hacer lo mismo, desperezarme, ir al baño, asearme, desayunar, lavarme los dientes, y a partir de ese momento empezar el día. Pero hoy fue diferente, me quede un buen rato mirando por la ventana, no es que tenga las mejores vistas del mundo, pero si la suficiente para dejarme asombrada una vez mas.

Hoy en día la gente no se para a mirar por su ventana, piensa que ya lo tiene muy visto, si tiene edificio delante, vera al vecino de enfrente haciendo lo mismo que tu, o si da a un polígono vera las mismas fabricas de siempre, si vive en el mar vera el mismo mar de todos los días. Pero que equivocados llegamos a estar. Ya no son solo las vistas, es el placer de estar quieta sin hacer nada y observar como van apareciendo los primeros rayos de sol, calentando las calles y alumbrándolo todo. Ese pequeño gorrión que vuela dando los buenos días a todo aquel que quiera escucharlo con su piar. Una señora que pasea su perro a muy temprana hora por que tiene que irse al trabajo, pero lo hace con autentica deificación. La escarcha, ahora en invierno, posada dulcemente sobre los coches, farolas y demás. Vas viendo como el nuevo día despierta, se despereza tranquilamente y sin prisas y piensas para tus adentros "como me gustaría poder hacer lo mismo".

Diariamente el día nos ofrece un sin fin de espectáculos, desde su despertar hasta su retirada para descansar.

Tendríamos que mirar mas por la ventana y disfrutar de "las vistas de siempre" pues nos pueden llegar a sorprender.

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